A mi narciso blanquecino:
Ámame como
solo tu sabes, con mi prepotencia, con mi coraza de metal, con mi
extremismo y mis sentimientos controvertidos, con mi boca llena de
sangre y estas alas carmesí. Si me caigo cógeme, si lloro
aconséjame, si tengo un problema ayúdame a solucionarlo y si
sonrío, para el tiempo, congélame y no me quites esta sensación
que solo contigo he sentido. Mi narciso blanquecino de negruzca alta
cumbre que alegra su rostro cuando estoy cerca, si alguna vez lo
entristeciera, párteme, corta mi tallo y no me vuelvas a ver,
porque, si tu sangre fuera a causa de mis espinas, no quiero estar
regado con ese liquido; y si mis pétalos se marchitaran algún día,
no llores, tus lagrimas solo me sirven cuando puedo usarlas como
rocío para mis hojas. Eres esa persona que alegra los cementerios
llevando flores a las tumbas, por eso, nunca dejes de llevar flores a
mi vida ya que, una rosa sin su jardinero no crece igual. Ámame como
solo tu sabes, cambiando mi prepotencia por modestia, arrancándome
mi coraza, haciéndome ser asertivo y volviendo mis sentimientos
indiscutibles, limpiando mi boca de rojo y dejando que te coja para
volar junto a mis alas carmesí. -Tiago
No hay comentarios:
Publicar un comentario